Declaración pública del XIII Congreso Latinoamericano de Medicina Social y Salud Colectiva.-15.12.2014
Declaración pública del XIII Congreso Latinoamericano de Medicina Social y Salud Colectiva.
Las personas participantes en el XIII Congreso Latinoamericano de Medicina Social y Salud Colectiva, celebrado en San Salvador (Salvador), entre los días 22 y 26 de noviembre de 2014, después de analizar en profundidad las experiencias, los acumulados, las debilidades y las oportunidades para avanzar, según el tema central del congreso, desde el saber y el poder popular hacia una nueva sociedad para el “buen vivir”, declaramos:
1. Reafirmamos nuestra lucha por la realización colectiva del derecho a la salud y todos los derechos interdependientes, humanos y de la naturaleza, como una ruta posible para la construcción de una nueva sociedad equitativa y libertaria, respetuosa y promotora de la vida del planeta, hacia un nuevo socialismo comunitario, como está enseñando al mundo el pueblo boliviano.
2. La destrucción de los sistemas universales y públicos de salud y seguridad social, construidos en el mundo a partir de la lucha social en el siglo XX, es inaceptable, injusta y peligrosa para la vida. Este es el resultado del repunte del neoliberalismo en Europa, en el marco del nuevo régimen de acumulación capitalista basado en los servicios informacionales, entre los que se encuentran los medicamentos y las tecnologías de atención en salud. Después de haber intentado destruir lo público en los países latinoamericanos en la década del noventa del siglo pasado, el capitalismo global viene por el acumulado social del Estado de Bienestar europeo. Esto sólo favorece a los grandes negociantes del complejo médico industrial y financiero de la salud en el mundo, a expensas del sufrimiento, el dolor, la discapacidad y la muerte de muchas personas, ya no sólo del Sur Global. La promovida “cobertura universal de salud” y “los pisos pensionales” son funcionales a esta lógica de acumulación a través de la vinculación entre el aseguramiento y la capacidad de pago individual. Expresamos nuestra preocupación por la claudicación de los organismos internacionales, particularmente la OMS y la OPS, ante los grandes poderes del capital y el mercado. Requerimos sistemas universales de salud y protección social, públicos, gratuitos, desmedicalizados, recuperadores del saber originario y la interculturalidad, que promuevan la salud y el “buen vivir”.
3. Gracias a las masivas y diversas expresiones de los pueblos se logró limitar esta arremetida neoliberal en varios países latinoamericanos y comenzar a construir, como está ocurriendo en El Salvador, en el Estado Plurinacional de Bolivia, en la República Bolivariana de Venezuela, en Brasil, entre otros, una ruta posible de recuperación de lo público y de desmercantilización de los bienes comunes, para desarrollar plenamente la interculturalidad y el concepto del “buen vivir”. Desde el acumulado latinoamericano de lucha antineoliberal, por los derechos humanos en medio de una nueva relación con la naturaleza, expresamos todo nuestro apoyo y solidaridad con la lucha de los pueblos europeos para la recuperación de sus sistemas públicos universales de protección social y su reorientación hacia un nuevo proyecto civilizatorio.
4. Reconocemos la existencia de nuevas estrategias neoliberales que acuden a información falsa o distorsionada y a la promoción de la violencia en los países que han avanzado en algún sentido diferente a las exigencias del capitalismo global. Sin duda las presiones sobre los gobiernos alternativos han sido estructurales y coyunturales, limitando los alcances de sus realizaciones. Entre tanto, gobiernos neoliberales dedicados a dar las mejores condiciones a los negocios legales e ilegales acuden a la represión y al terror de Estado contra los movimientos sociales, tal como ocurrió en el caso de los 43 estudiantes de Ayotzinapa en México. En este contexto de polarización es necesario reconocer e impulsar la fuerza transformadora de la movilización social, para construir desde el poder popular el nuevo proyecto civilizatorio y exigir la descriminalización de la protesta social por parte de estos gobierno. Es necesario tomar con toda profundidad el proyecto de construir sociedades equitativas y libertarias para una paz con justicia y dignidad.
5. ALAMES manifiesta su rechazo a la presencia de las tropas de la Misión de Estabilización de Naciones Unidas en Haití (MINUSTAH) y exhorta a los gobiernos de América Latina, que aportan a la militarización de Haití, al retiro inmediato de ellas. Así mismo, exige la liberación de los cinco héroes cubanos sometidos a una injusta prisión por parte el gobierno de Estados Unidos.
6. La lucha antineoliberal no es simplemente ideológica. Se trata de una disputa por la superación del modo de acumulación capitalista que han venido librando muchos pueblos de América Latina. El extractivismo atado a la financiarización y al consumismo de bienes informacionales no hace más que destruir y agotar los recursos del planeta, para reproducir la opulencia de unos pocos y el hambre de muchos. Las rutas de la lucha anticapitalista, los sujetos políticos y las acciones colectivas son múltiples y diversas, pero es necesario avanzar de manera decidida y profunda, en la articulación sistemática de los muchos esfuerzos locales, para expandir su potencial transformador.
7. ALAMES, en sus 30 años de construcción de pensamiento crítico en salud desde América Latina para el mundo actual y futuro, se compromete a propiciar nuevas formas de articulación entre la producción de saber, la formación en salud, los movimientos sociales por la salud, en la acepción amplia del “buen vivir”, y los gobiernos progresistas, con el sentido político de construir, desde el cotidiano de las familias, las comunidades, los escenarios de trabajo, las escuelas y las universidades, hasta las instancias de un nuevo Estado, un proyecto civilizatorio que supere la depredación sistemática, la explotación y el despojo del capitalismo global hegemónico.
8. Llamamos a los pueblos del mundo, en especial a los jóvenes y a los movimientos étnicos y de género, a aunar esfuerzos para develar la enorme destrucción capitalista y a construir, desde la diversidad, una sociedad equitativa y en paz, en la que la vida, humana y no humana, pueda ser realizada a plenitud, sin humillación, con dignidad.