MSF: La Asamblea Mundial de la Salud tiene la oportunidad de sentar las bases para un convenio mundial sobre I+D-27.05.2012
ELMERCURIODIGITAL 25.5.12
Médicos Sin Fronteras (MSF) urge a los Estados miembros a aprovechar esta oportunidad única y aprobar una propuesta que lleva ya dos años sobre la mesa: una resolución en la Asamblea sería el primer paso para hacer realidad un convenio mundial sobre I+D que responda a las necesidades de los países en desarrollo.
Los ministros de Salud reunidos esta semana en Ginebra, con motivo de la Asamblea Mundial de la Salud, debaten la posibilidad de lanzar las negociaciones para un acuerdo vinculante sobre investigación y desarrollo (I+D) destinado a cubrir necesidades médicas actualmente desatendidas. Una resolución de la Asamblea sería un primer paso decisivo para transformar el campo de la innovación médica, actualmente basada en criterios de rentabilidad, para dar prioridad a las necesidades de salud, especialmente de poblaciones afectadas por enfermedades olvidadas en los países en desarrollo.
“En la actualidad, la innovación médica no responde a las necesidades de las personas en los países en desarrollo. Los Gobiernos tienen el poder, la responsabilidad y la oportunidad de cambiar esta realidad”, señala Michelle Childs, directora de Incidencia Política de la Campaña para el Acceso a Medicamentos Esenciales (CAME) de MSF. “La necesidad de un convenio sobre I+D está más que demostrada, así que los Estados miembros de la Organización Mundial de la Salud deben dejarse de excusas y ponerse manos a la obra para iniciar el proceso negociador de una vez por todas”.
Hoy en día, el sistema de I+D se guía por los intereses comerciales y no por las prioridades de salud. En consecuencia, la investigación se decanta por las áreas que son más rentables y desatiende necesidades médicas fundamentales como las existentes en los países en desarrollo, afectados de forma desproporcionada por enfermedades tropicales o la tuberculosis, entre otras.
Innovar e invertir donde es más necesario
Los equipos de MSF sobre el terreno son testigos a diario de las consecuencias de esta situación e intentan dispensar una atención de calidad, incluso cuando no disponen de los recursos médicos adecuados. Cuando existen los medicamentos, las pruebas diagnósticas o las vacunas, estos suelen estar pensados para su uso en países ricos y no están adaptados para su utilización en lugares donde el clima, el sistema de salud, el suministro eléctrico o la disponibilidad de personal cualificado son muy distintos.
Por ejemplo, entre otros, son necesarios tratamientos más efectivos para la tuberculosis resistente a los medicamentos, versiones pediátricas de los fármacos para el VIH, mejores pruebas de curación para la enfermedad de Chagas, nuevos antibióticos para tratar infecciones que pueden ser mortales y sustituir a los ya existentes que están presentando cada vez mayores resistencias, y vacunas que no requieran refrigeración o puedan administrarse sin necesidad de inyecciones.
“Nuestros equipos saben dónde están las necesidades médicas, pero ese conocimiento no basta para llenar los vacíos existentes”, afirma el Dr. Tido von Schoen-Angerer, director ejecutivo de la CAME. “Tenemos que conseguir que el dinero vaya allí donde están las prioridades de investigación, que el dinero gastado en investigación médica sea donde estén las necesidades —añade—, asegurar que los frutos de la innovación sean asequibles y accesibles. Y es precisamente ahí donde el convenio sobre I+D podría suponer toda una transformación”.
El pasado abril, el Grupo Consultivo de Expertos en Investigación y Desarrollo: Financiación y Coordinación, un grupo de expertos reunidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS) con el mandato de examinar la innovación médica, concluyó: “Es necesario un convenio sobre I+D que afiance la financiación, asegure la coordinación y promueva una I+D que aborde las necesidades que afectan de forma desproporcionada a los países en desarrollo, y que constituyen una responsabilidad médica mundial”.
Nuevos mecanismos de financiación
Un convenio mundial de estas características supondría ventajas considerables. Para empezar, abriría un proceso cuyas prioridades se basarían en la evidencia médica y, en consecuencia, los países firmantes estarían obligados a invertir en dichas prioridades. Cualquier investigación financiada gracias al convenio ofrecería productos asequibles y accesibles, por ejemplo, garantizando tanto los precios como los compromisos de suministro, adoptando políticas flexibles en materia de licencias para los promotores de I+D, y apoyando una innovación abierta que ponga el conocimiento a disposición de otros.
Durante los últimos 10 años, se han creado asociaciones destinadas al desarrollo de productos para llenar algunas de las lagunas existentes en materia de innovación, y ha habido financiación de fundaciones filantrópicas y de Gobiernos, pero estos esfuerzos son poco sistemáticos y vulnerables.
“Necesitamos un sistema más sostenible, particularmente ahora que los fondos de los financiadores son cada vez más escasos”, explica Childs. “El convenio animaría a que todos hiciesen aportaciones justas, pero también determinaría cómo debe gastarse el dinero. Debería garantizar que el dinero rinda mejor y respaldar modelos alternativos de estímulo a la I+D que cuesten menos y generen recursos médicos accesibles y asequibles para todos los que los necesitan”.
El Convenio Marco para el Control del Tabaco constituye un valioso precedente de un acuerdo vinculante internacionalmente negociado y suscrito bajo los auspicios de la OMS.
El informe del Grupo Consultivo de Expertos en Investigación y Desarrollo: Financiación y Coordinación de la OMS está disponible en francés y en inglés en www.who.int/phi/news/cewg_2011/en/index.html .
Fuente: http://www.elmercuriodigital.net/2012/05/msf-la-asamblea-mundial-de-la-salud.html